A ella se accede desde una escalera de caracol inserta entre los muros de la nave principal y los propios del campanario. Atendiendo a las sacudidas producidas por los terremotos, los muros de esta escalera presentan fisuraciones, debido a su esbeltez y diferente masa respecto del resto de elementos estructurales del cuerpo de naves.
Las fachadas de la torre ofrecen un estado de conservación muy deficiente, debido principalmente al deterioro de la piedra arenisca. Las pérdidas de volumen en algunos casos son notables, y como ocurre en la fachada de la sacristía, las reparaciones recientes con morteros de cemento están agravando el problema, provocando la caída periódica de material a la via pública o plaza de ingreso a la Iglesia.
El deterioro de la piedra se hace relevante en las cornisas y elementos tallados. Zonas que presentan elemento tallados de bulto donde la calcarenita bioclástica se ha arenizado, ocasionando la perdida de relieves y formas. La elección de esta piedra, probablemente de las canteras de Huelma, permitió una construcción resistente empleando una material ligero y fácil de tallar, sin embargo, débil a la exposición atmosférica.
El interior de la torre posee igualmente problemas de conservación. El techo de la sala de la primera planta, oculto por uno suspendido de duelas, muestra un alfarje de madera con varias vigas agramiladas, que entendemos pueden ser las originales, siendo el resto de rollizos. En este piso es evidente los procesos de pudrición de la madera por hongos y ataques de xilófagos.
Llegados al siguiente cuerpo, la torre posee la maquinaria original del reloj. Espacio patrimonial muy interesante que sin embargo presenta los suelos y paramentos muy sucios por la acumulación de palomino.
Si bien la maquinaria del reloj se sustituyó en fecha reciente por un motor eléctrico, subrayamos la oportunidad que ofrece su presencia en la futura musealización o visita pública de la torre, al disponer de la antigua maquinaria de engranajes.
Junto al reloj una escalera contemporánea de tres tramos permite el acceso al cuerpo de campanas.
Alcanzado el cuerpo de campanas la torre muestra al visitante una vistas muy singulares del municipio, hecho que requiere de la consolidación de su suelo, restauración de la bóveda nervada de piedra del techo y la limpieza de las campanas.
Remata la torre un último cuerpo de ocho caras, coronado con una cubierta de madera. Espacio de difícil acceso que requiere de la estabilización de los muros de piedra, y la consolidación de la cubierta.
En su interior la torre ha de renovar al completo sus instalaciones, dotar los huecos de alumbrado monumental y colocar un pararrayos en su cúspide con dos bajantes a tierra, dado que es el edificio más alto del perímetro urbano.